jueves, 13 de marzo de 2014

Turín, la ciudad de los Saboya (IV): tra palazzi e castelli


Piazza Castello desde el Palazzo Reale

Hoy vamos a conocer una pequeña parte de la herencia dejada por la casa real de los Saboya en Turín. Un conjunto de residencias y otros edificios catalogados como Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Y no podemos empezar por otro sitio que no sea la piazza Castello, corazón de la ciudad de Turín, y donde confluyen cuatro de las principales calles: via Garibaldi, via Po, Via Roma y via Pietro Micca. En su centro, se encuentra el Palazzo Madama, y presidiéndola el Palazzo Reale, además del Teatro Regio, el Palazzo de la Junta Regional, la Armería Real, el Palazzo del Goberno, la Biblioteca Real, el Archivo del Estado, la iglesia de San Lorenzo y el Palazzo Chiablese. De esta plaza conoceremos más en profundidad los dos primeros.

Palazzo Reale
 El Palacio Real fue teatro de la política piamontesa, durante al menos tres siglos. Originariamente fue un palacio episcopal, con el nombre de Palazzo di San Giovanni, hasta finales del siglo XVI. Cuando Manuel Filiberto de Saboya decidió transferir la sede ducal de Chambéry a Turín, en 1562, lo escogió como su residencia personal, después de pasar unos años en el Palazzo Madama. Cristina de Francia, regente del ducado a la muerte de Víctor Amadeo, decidió reconstruir el palacio después de los desastres provocados por el sitio de 1640, que dañaron considerablemente el edificio. Carlo di Castellamonte y su hijo Amadeo realizaron gran parte de la fachada y de los interiores. La fachada es sobria, de apariencia austera en línea con la arquitectura barroca de toda la plaza, con una gran simetría solo rota por la elevación majestuosa de la capilla del Santo Sudario. La época dorada propiamente dicha tiene su origen en las grandes celebraciones que siguieron al final de los trabajos de reconstrucción, pero más tarde, con el reinado de Víctor Amadeo II, el lujo parece desaparecer de la corte.

Escalera de Honor del Palazzo Reale
Escalera de Honor del Palazzo Reale

Patio central del Palazzo Reale























 A partir de 1722, año del matrimonio del heredero al trono Carlos Manuel con la princesa Cristina Luisa de Baviera-Sulsbach, el lujo volvió a imperar en la residencia, por lo menos en lo que se refiere a la segunda planta, dedicada al príncipe heredero. Si para las remodelaciones dedicadas al heredero Carlos Manuel fue llamado a la corte Felipe Juvara, para los matrimonios siguientes el nivel de los encargos no disminuyó: para las bodas de Víctor Amadeo III con María Antonieta de Borbón fue contratado Benedetto Alfieri, el cual ya tenía fama como gran arquitecto en el Piamonte. Más tarde, cuando el segundo hijo de Víctor Amadeo III, Víctor Manuel, duque de Aosta, obtuvo un ala del palacio, fueron Carlo Randoni y Giuseppe Battista Piacenza a rediseñar las salas que actualmente se conocen como “Apartamentos del duque de Aosta”.

Acceso a la plaza del Duomo desde el Palazzo
Con el Resurgimiento, el palacio permaneció como sede de la monarquía hasta 1865: la gran Escalera de Honor fue ejecutada en este periodo, según proyecto de Domenico Ferri, por el deseo de Víctor Manuel II de celebrar el nacimiento de la nueva nación. A partir de esa fecha, los Saboya se trasladan al Palacio del Quirinal en Roma, con gran cantidad de mobiliario y bienes personales, dejando su primera residencia simplemente para sus visitas a Turín, lo que redujo drásticamente la importancia del lugar. Con la caída de la monarquía en 1946, estos alojamientos fueron objeto de abandono, lo que requirió que muchas zonas tuvieran que ser profundamente restauradas.

En la primera planta o piano nobile, a la que se accede por la susodicha escalera de Honor, se caracteriza por un estilo áulico (propio de la realeza). Destacan en esta planta el salón chino, la Armería Real (con frescos del vienés Daniel Seyter y una magnífica colección de armaduras y armas de los siglos XVI y XVII), el apartamento de invierno del rey y la Sala del Trono. A la segunda planta se accede gracias A través de una de las obras maestras del arquitecto Felipe Juvara, la llamada Scala delle Forbici, se accede a la segunda planta, en la que se encuentran los apartamentos del príncipe del Piamonte y del Duque de Acosta, a los que no pude acceder.

Salón del Baile del Palazzo Reale
Jardines del Palazzo Reale y la Mole
Como decía anteriormente, enfrente del Palazzo Reale y en el centro de la piazza Castello se encuentra el Palazzo Madama. Sus orígenes se remontan al siglo I antes de Cristo, cuando en el mismo lugar se levantaba una puerta en los muros romanos de la que partía el decumanus maximus de la antigua Augusta Taurinorum. Después de la caída del Imperio Romano de Occidente, la puerta se usó como baluarte fortificado. Más tarde el edificio se convirtió en posesión de los Saboya-Acaya, una rama secundaria de la Casa de los Saboya, los cuales a principios del siglo XIV, lo ampliaron para hacer de él un castillo. Un siglo más tarde, Ludovico de Acaya lo reconstruyó en forma cuadrangular, con un patio interior y un pórtico, y cuatro torres cilíndricas jalonando las esquinas. Tras la extinción de los Acayas, el edificio se convirtió en residencia para invitados de los Saboya.

En 1637, la regente Cristina de Francia, lo eligió como residencia personal, encargando que se cubriera el patio y una renovación de los apartamentos interiores. Sesenta años más tarde, otra regente,  María Juana Bautista de Saboya-Nemours, vivió en el palacio, y de ella obtuvo el apodo definitivo de Madama. Ella pidió al arquitecto Felipe Juvara, que diseñara un nuevo palacio barroco en piedra blanca, pero las obras cesaron en 1721, después de que se acabara sólo la sección frontal. Más tarde, se dieron varios usos al palacio, y albergó los cuarteles del gobierno provisional francés durante las guerras napoleónicas. 

Fachada occidental del Palazzo Madama
Con la restauración de los Saboya, el palacio cobró nueva vida: fue sede del Mando Militar y luego se convirtió en observatorio astronómico. Carlos Alberto lo transformó en sede de la Pinacoteca Regia (actualmente a espaldas del Palazzo Reale), posteriormente en el Senado Subalpino (el parlamento del Reino de Cerdeña) y luego en la Corte de Casación. El local del Senado, aún íntegro hasta 1927, fue luego demolido durante unas obras internas del edificio.

Fachada oriental del Palazzo Madama y monumento a Manuel Filiberto de Saboya-Aosta
 A menos de dos kilómetros al sur de piazza Castello, se levanta en el parque homónimo el Castello del Valentino, otra de las residencias de los Saboya que podemos visitar sin salir del centro de Turín. El antiguo castillo fue comprado por el duque Manuel Filiberto de Saboya por consejo de Andrea Palladio. El nombre Valentino, mencionado por primera vez en 1275, parece derivar de un santo llamado Valentino cuyas reliquias se veneraban en una iglesia dedicada a San Vito que por entonces existía en las cercanías. Se dice que en un tiempo, solían celebrarse en sus alrededores el 14 de febrero, una fiesta galante en el que cada dama llamaba Valentino a su propio caballero.

La estructura actual se debe a María Cristina de Francia, que vivió aquí desde 1630. Tiene forma de herradura, con cuatro torres redondas en cada ángulo, y un amplio patio interior con pavimento de mármol. La fachada luce un gran blasón de la Casa de Saboya. Las obras duraron casi 30 años, desde 1633 hasta el año 1660 con proyecto de Carlo y Amadeo di Castellamonte. Se hicieron pequeñas modificaciones a principios del siglo XIX, cuando gran parte del mobiliario fue saqueado por las tropas francesas. Más tarde el palacio quedó en un estado generalizado de abandono hasta que en 1860 fue elegido como sede de la facultad de ingeniería de Turín. Recientemente ha sido restaurado y alberga a la facultad de Arquitectura de la Politécnica de Turín.


Castello del Valentino
Fuente: Wikipedia

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