Como este fin de semana no ando excesivamente bien de tiempo que digamos, voy a comenzar la sección literaria, en la que os traeré escritos, ya sea en prosa o en verso, hechos por mí. Espero que valoréis que algunos, como el que hoy os traigo, los hice en torno a los 15 años. Sin más, os dejo con: Aún recuerdo cierta historia (las fotos que lo acompañan fueron tomada en la Ruta del Río del Bosque y en el Jardín Botánico de El Bosque, en el año 2006)
Aún recuerdo cierta historia que solía contarme un amigo
de mis padres, una historia que solía contarme al acabar de cenar, una historia
que marcó su infancia de forma permanente, una historia que decía así:
"Eran las ocho de la mañana en Argentina, y habíamos
comenzado a desayunar. Era un buen día, de esos en los que se te anima el alma
en cuanto te dejas envolver por la frescura del nuevo día. Pese a todo, yo
sabía que algo extraño pasaría. Todo parecía muy natural, cuando una
impertinente tranquilidad invadió el aire. No quedaban abejas en la primavera.
Cuando terminé de desayunar, cogí la maleta y salí a la
calle. Para ir al colegio, seguí el camino de todos los días: salgo a la
izquierda, la segunda calle a la derecha y dos veces más a la izquierda. A
medio trayecto, me percaté de la existencia de una reja de acero que abría una
brecha en un muro de ladrillo. Algo me llamó a acercarme. La reja estaba
oxidada y roñosa, aunque sus formas rebuscadas te trasladaban a otra época. En
la parte superior había forjada una inscripción en un extraño idioma:
No había visto ni oído un solo animal desde que crucé la
puerta; ni el ladrido de un perro, ni el zumbido de una chicharra, ni el piar
de un pájaro perdido entre las copas de los árboles ... Seguí andando, y empecé
a oír el cantar, suave y cercano, de alguna pequeña corriente de agua. Lo seguí
y llegué a un pequeño claro donde, justo en el centro, se situaba una fuente de
agua cristalina, con majestuosas y horripilantes gárgolas situadas junto a
ella, señalando a los cuatro puntos cardinales, coincidiendo con los cuatro
caminos que llevaban al claro. Curiosamente, la estatua que daba al sur, a la
Antártida, al continente de los fríos eternos, era de un tamaño algo mayor que
las otras. Me senté en el borde del la fuente, probé el agua, fresca como
ninguna otra que hubiese probado antes. Tras saciar la sed, descansé durante
algún tiempo.
Cuando reemprendí la marcha seguí el camino del sur, para
seguir en línea recta, pues había entrado en la cruceta por el norte. Así
llegué a una zona del bosque más densa y salvaje, de oscuras sombras, que
poseía algo maligno en su interior. Fue cuando sentí la presencia de alguien
más en el bosque. El camino tornó hacia la derecha, y se internó en una gran
hondonada. En lo más profundo de ésta, y desde mi posición privilegiada en lo
alto, presencié una escena tan real como indeseable, que resaltaba entre el
alumbrado de la arboleda: un hombre encorvado y cubierto por túnicas negras,
clavaba un puñal a otro, como acicate que se clava en el lomo de un caballo.
Tras un leve gemido expirado por el desafortunado y moribundo hombre al que
acababan de arrebatar la vida, silencio, un silencio que envolvió la escena,
desgarrando el aire y silenciando el viento.
Fue cuando se me escapó un pequeño suspiro y, como si le
hubiesen descubierto, el asesino arrancó su arma teñida del fuego rojo de la
vida y empezó a mirar en todas direcciones, y me vio. Vi en su cara la muerte,
vi en su cara un terror que nunca había sentido y que nunca volveré a sentir,
vi en su cara odio, vi en su cara desprecio, su cara ... De pronto, todo se
oscureció, y ...
Eran las ocho de la mañana en Argentina, y habíamos comenzado a
desayunar. Era un buen día... "
De casualidad me he encontrado con este blog y créeme, me ha encantado. He visto todas las entradas, todas las fotos y a parte de ser precioso, este relato me ha dejado ya sin palabras.
ResponderEliminarMuestras una gran sensibilidad y se nota que pones sentimiento en lo que escribes, que disfrutas de las cosas. Me he sentido hasta identificada contigo.
Enhorabuena
Muchas gracias señorita Anónima!!! Es todo un placer ver que hay gente a la que le interesa lo que aquí hago con tanto esfuerzo en mis pocos ratos libres!!
Eliminar¡Un abrazo y quedas invitada a pasarte siempre que quieras!
Ten por seguro que lo haré, ¡¡a ver con que más me sorprendes!!
EliminarEspero con ganas la próxima entrada.
:)