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Vista de Villaluenga del Rosario |
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Puentecillo junto a Villaluenga |
Hoy volvemos a la Sierra de Cádiz para terminar de conocer
Villaluenga, y nos vamos a centrar en el que sin duda es su mayor patrimonio:
el natural. Para ello, recorreremos los Llanos del Republicano, partiendo desde
la villa y llegando hasta las faldas de la Sierra de Líbar.
Comenzamos, por tanto, de los aledaños del antiguo hostal
Villaluenga, por un camino que comienza a encaramarse por las laderas de una
pequeña sierra frente al pueblo. Nada más salir, podemos ver a nuestra derecha un
pequeño y precioso puentecillo que cruza un arroyo que baja de las montañas,
paralelo al camino. Tras una ascensión corta pero intensa, llegamos a un alto
desde el que tenemos unas vistas fantásticas de Villaluenga y la sierra del
Caíllo a nuestras espaldas, y de los llanos del Republicano y la sierra de
Líbar al fondo.
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Al fondo la sierr ade Líbar |
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Camino de bajada hacia los llanos del Republicano |
Desde ahí, descendemos por un suave camino, tras pasar una
cancela, esta vez rodeados de bosques de encinas y pinos hasta llegar a los
llanos del Republicano: una amplia llanura a los pies de la sierra de Líbar,
sin apenas árboles, y que en época de lluvias nos regala verdes praderas
surcadas por numerosos arroyos.
Antes de continuar, es interesante conocer el por qué de la
toponimia de este lugar, que se remonta a la Guerra Civil Española. Durante la
cual, a la llegada a la zona de las tropas nacionales, algunos republicanos
buscaron refugio en las numerosas cuevas de la zona, mientras que otros
trataron de huir hacia Málaga, que aún era fiel al gobierno republicano,
cruzando la susodicha sierra de Líbar. Dos de estos republicanos, fallecieron
en estos llanos, y en su recuerdo, queda el nombre de este lugar.
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Sierra de Líbar |
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Primeros claros de los llanos |
Continuando por nuestro sendero, seguimos en línea recta, ya
fuera del camino que gira a la derecha, a través de las praderas y vadeando los
arroyos que salen a nuestro encuentro, hasta los pies de la sierra de Líbar,
donde volvemos a encontrarnos con la vegetación arbórea que se encarama entre
sus rocas. Tomamos entonces dirección noreste, a los pies de las montañas,
hasta encontrarnos el punto donde se confluyen todos los arroyos de los llanos,
y que se adentran entre grandes rocas en el interior de la montaña: la Sima del
Republicano.
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Llanos del Republicano y sierra de Líbar |
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Fin del camino |
La Sima del
Republicano es una cavidad que presenta bellas formaciones kársticas con un
desarrollo de 1.100 metros de profundidad y que es considerada uno de los mayores
atractivos espeleológicos de la zona. A ella sólo puedan acceder espeleólogos
federados con experiencia en la práctica de la espeleología, y que cuenten con
la autorización del parque natural.
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Llanos del Republicano |
En la sima termina oficialmente el sendero, pero decidimos
continuar hacia delante para, tras rodear una loma coronada por unas cuantas
encinas, dirigirnos a una granja al pie de unos grandes eucaliptos, y que
representa la única construcción humana que podemos ver en la zona, aparte de
algunos muros de piedra, ya en desuso en su mayoría.
Como ya dije en la anterior entrada, uno de los principales
activos económicos de Villaluenga es la ganadería, de ahí que los valles se
hayan transformado en praderas, para la alimentación de los animales. Así,
podemos encontrarnos tanto razas autóctonas muy adaptadas al medio, como
algunas otras algo más seleccionadas para mejorar las producciones. Por tanto,
en nuestro recorrido podemos ver al animal más típico de la zona, la cabra
payoya (una cabra de gran tamaño, que puede presentar cualquier variedad de
capa, que es de aptitud mixta), además de una raza ovina autóctona: el merino
de grazalema. De ambas razas se obtienen los exquisitos quesos de la zona, cada
vez más afamados. También podremos encontrarnos bovinos, entre los que destacan
las razas típicamente andaluzas como son el retinto y el berrendo en colorado,
amén de algunos ejemplares de otras más seleccionadas para la producción de
carne como el charoláis.
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Arroyo en los llanos del Republicano |
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Primeras estribaciones de la sierra de Líbar |
Llegando a la granja, cruzamos un riachuelo por otro pequeño
puente muy similar al que vimos nada más salir, y por el que llegamos al camino
de acceso de la granja, el cual tomamos para volver hacia Villaluenga. Mientras
tanto, podremos disfrutar de una densa dehesa, formada por encinas y
alcornoques, que nos depara aún más sorpresas, como una roca al pie del camino
con una cabeza de venado grabada.
Así, llegamos de vuelta a Villaluenga tras disfrutar de un
agradabilísimo paseo por los llanos del Republicano y la Sierra de Líbar. Aquí
me despido de esta bella tierra payoya, que entre la tierra y el cielo, los
valles y las montañas, las blancas calles y los arroyos de aguas claras,
deparan al viajero paisajes de impresión, y una gente extraordinaria.
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Sima del Republicano |
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Llanos del Republicano desde la sima |
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Arroyo en los llanos |
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Vaca retinta |
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Rebaño de oveja en los llanos |
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Merino de Grazalema |
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Encina en lo alto de una loma |
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Puentecillo en los llanos |
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Zonas con mucha agua en los llanos |
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Vaca charoláis |
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Vaca berrenda en colorado |
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Camino entre la dehesa |
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Cabeza de venado grabada en la roca |
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Cabras payoyas |
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Cabra payoya y vacas retintas |
Dedicado a María, por su paciencia y denodada labor como
guía.
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