- Serie dedicada a los amigos con los que compartí aquella fantástica semana -
Palazzo Reale desde piazza Castello |
Tras un parón excesivamente largo, he de reconocerlo, vuelvo al blog para intentar retomarlo con las mismas fuerzas que antaño, y nada mejor que con una serie que creo que os va a gustar mucho, ya que nos vamos al norte de Italia, en su zona más occidental, donde nos espera el Piamonte: una región que se extiende por las faldas de los Alpes, llegando hasta la costa del mar de Ligure, en el Mediterráneo, todo ello bañado por las aguas más altas del río Po. Precisamente, en sus orillas, se levanta la noble y señorial ciudad de Torino (Turín en español), la cual conoceremos a pie de calle en próximas entradas. Pero antes, conozcamos un poco de su interesante historia:
Palazzo Madama, en piazza Castello |
Puerta principal de los Alpes occidentales, a la caída del
Imperio Romano, Turín estuvo sometida a los godos, a los lombardos y a los francos,
los cuales establecieron en esta región un condado en el siglo VII. Siguió un
largo período, durante el cual, la familia de los Saboya participaron en un
complejo juego de fuerzas entre el Imperio Carolingio, los obispos, los señores
feudales y los organismos del naciente ayuntamiento, con una alternación
continua de luchas y alianzas, hasta que el emperador Federico II (del Sacro
Imperio Germánico, resultado de la división del susodicho Imperio Carolingio,
en este y en el reino de Francia) cedió Turín a los Saboya en 1280.
Iglesia de la Gran Madre di Dio, a orillas del Po |
Los franceses, no obstante, ocuparon el Piamonte en el año
1631. Para el año 1706 los Saboya, con ayuda austríaca, recuperaron la
independencia, lo que les permitió aumentar sus territorios y comprar Sicilia,
que más tarde cambiaron por Cerdeña tras el tratado del Utrecht, que puso fin a
la Guerra de Sucesión Española y pasar Sicilia a manos de los austríacos. En
1720, el duque de Saboya se convirtió en rey de Cerdeña, fundando lo que con el
tiempo evolucionó hasta convertirse en el Reino de Cerdeña-Piamonte e
incrementando la importancia de Turín como una capital europea.
Via Po |
En 1796 se crea la República de Alba, como una república
cliente de Francia en el Piamonte, lo que hizo que el rey Carlos Manuel IV
tuviera que refugiarse, dos años después, en Cerdeña, donde estuvo hasta 1814.
La zona fue absorbida por Francia en 1801, y en junio de 1802 se estableció una
nueva república cliente, la República Subalpina, y en septiembre fue nuevamente
anexionada. Con el dominio francés empezó, en los primeros años del siglo XIX,
el desmantelamiento de la muralla fortificada.
En el congreso de Viena (por el cual se restablecieron las
fronteras de Europa tras la caída de Napoleón), el Reino de Cerdeña-Piamonte
fue restaurado, y más aún, recibió la República de Génova para fortalecerla
contra Francia.
La Mole Antonelliana desde el monte dei Capuccini |
Desde entonces, Turín empieza a demostrar su creciente
vocación industrial. A comienzos del siglo XX
(una época histórica que representa una decidida recuperación,
especialmente tras la pérdida de la primacía política de la capital) el
desarrollo será tumultuoso, con el nacimiento de la gran industria (como la automovilística, siendo la sede de FIAT) y la
consiguiente inmigración desde el sur del país. Sin embargo, gracias a su
centro histórico, donde el trazado de las calles, las estructuras
arquitectónicas y la sucesión de pórticos dan espacio, forma y vida a plazas
armoniosas y acogedoras, la ciudad conserva una estampa de aristocracia antigua.
Bibliografía:
www.comune.torino.it
wikipedia.es
www.comune.torino.it
wikipedia.es
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