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Piazza Castello desde el Palazzo Reale |
Hoy vamos a conocer una
pequeña parte de la herencia dejada por la casa real de los Saboya en Turín. Un
conjunto de residencias y otros edificios catalogados como Patrimonio de la
Humanidad por la UNESCO. Y no podemos empezar por otro sitio que no sea la
piazza Castello, corazón de la ciudad de Turín, y donde confluyen cuatro de las
principales calles: via Garibaldi, via Po, Via Roma y via Pietro Micca. En su
centro, se encuentra el Palazzo Madama, y presidiéndola el Palazzo Reale,
además del Teatro Regio, el Palazzo de la Junta Regional, la Armería Real, el
Palazzo del Goberno, la Biblioteca Real, el Archivo del Estado, la iglesia de
San Lorenzo y el Palazzo Chiablese. De esta plaza conoceremos más en
profundidad los dos primeros.
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Palazzo Reale |
El Palacio Real fue teatro
de la política piamontesa, durante al menos tres siglos. Originariamente fue un
palacio episcopal, con el nombre de Palazzo di San Giovanni, hasta finales del
siglo XVI. Cuando Manuel Filiberto de Saboya decidió transferir la sede ducal
de Chambéry a Turín, en 1562, lo escogió como su residencia personal, después
de pasar unos años en el Palazzo Madama. Cristina de Francia, regente del
ducado a la muerte de Víctor Amadeo, decidió reconstruir el palacio después de
los desastres provocados por el sitio de 1640, que dañaron considerablemente el
edificio. Carlo di Castellamonte y su hijo Amadeo realizaron gran parte de la
fachada y de los interiores. La fachada es sobria, de apariencia austera en
línea con la arquitectura barroca de toda la plaza, con una gran simetría solo
rota por la elevación majestuosa de la capilla del Santo Sudario. La época
dorada propiamente dicha tiene su origen en las grandes celebraciones que
siguieron al final de los trabajos de reconstrucción, pero más tarde, con el
reinado de Víctor Amadeo II, el lujo parece desaparecer de la corte.
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Escalera de Honor del Palazzo Reale |
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Escalera de Honor del Palazzo Reale |
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Patio central del Palazzo Reale |
A partir de 1722,
año del matrimonio del heredero al trono Carlos Manuel con la princesa Cristina
Luisa de Baviera-Sulsbach, el lujo volvió a imperar en la residencia, por lo
menos en lo que se refiere a la segunda planta, dedicada al príncipe heredero. Si
para las remodelaciones dedicadas al heredero Carlos Manuel fue llamado a la
corte Felipe Juvara, para los matrimonios siguientes el nivel de los encargos
no disminuyó: para las bodas de Víctor Amadeo III con María Antonieta de Borbón
fue contratado Benedetto Alfieri, el cual ya tenía fama como gran arquitecto en
el Piamonte. Más tarde, cuando el segundo hijo de Víctor Amadeo III, Víctor
Manuel, duque de Aosta, obtuvo un ala del palacio, fueron Carlo Randoni y Giuseppe
Battista Piacenza a rediseñar las salas que actualmente se conocen como “Apartamentos
del duque de Aosta”.
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Acceso a la plaza del Duomo desde el Palazzo |
Con el Resurgimiento, el palacio permaneció como sede de la
monarquía hasta 1865: la gran Escalera de Honor fue ejecutada en este periodo,
según proyecto de Domenico Ferri, por el deseo de Víctor Manuel II de celebrar
el nacimiento de la nueva nación. A partir de esa fecha, los Saboya se
trasladan al Palacio del Quirinal en Roma, con gran cantidad de mobiliario y
bienes personales, dejando su primera residencia simplemente para sus visitas a
Turín, lo que redujo drásticamente la importancia del lugar. Con la caída de la
monarquía en 1946, estos alojamientos fueron objeto de abandono, lo que
requirió que muchas zonas tuvieran que ser profundamente restauradas.
En la primera planta o piano nobile, a la que se accede por
la susodicha escalera de Honor, se caracteriza por un estilo áulico (propio de
la realeza). Destacan en esta planta el salón chino, la Armería Real (con
frescos del vienés Daniel Seyter y una magnífica colección de armaduras y armas
de los siglos XVI y XVII), el apartamento de invierno del rey y la Sala del Trono.
A la segunda planta se accede gracias A través de una de las obras maestras del
arquitecto Felipe Juvara, la llamada Scala delle Forbici, se accede a la
segunda planta, en la que se encuentran los apartamentos del príncipe del
Piamonte y del Duque de Acosta, a los que no pude acceder.
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Salón del Baile del Palazzo Reale |
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Jardines del Palazzo Reale y la Mole |
Como decía anteriormente, enfrente del Palazzo Reale y en el
centro de la piazza Castello se encuentra el Palazzo Madama. Sus orígenes se
remontan al siglo I antes de Cristo, cuando en el mismo lugar se levantaba una
puerta en los muros romanos de la que partía el decumanus maximus de la antigua
Augusta Taurinorum. Después de la caída del Imperio Romano de Occidente, la
puerta se usó como baluarte fortificado. Más tarde el edificio se convirtió en
posesión de los Saboya-Acaya, una rama secundaria de la Casa de los Saboya, los
cuales a principios del siglo XIV, lo ampliaron para hacer de él un castillo.
Un siglo más tarde, Ludovico de Acaya lo reconstruyó en forma cuadrangular, con
un patio interior y un pórtico, y cuatro torres cilíndricas jalonando las
esquinas. Tras la extinción de los Acayas, el edificio se convirtió en
residencia para invitados de los Saboya.
En 1637, la regente Cristina de Francia, lo eligió como
residencia personal, encargando que se cubriera el patio y una renovación de los
apartamentos interiores. Sesenta años más tarde, otra regente, María Juana Bautista de Saboya-Nemours, vivió
en el palacio, y de ella obtuvo el apodo definitivo de Madama. Ella pidió al
arquitecto Felipe Juvara, que diseñara un nuevo palacio barroco en piedra
blanca, pero las obras cesaron en 1721, después de que se acabara sólo la
sección frontal. Más tarde, se dieron varios usos al palacio, y albergó los
cuarteles del gobierno provisional francés durante las guerras napoleónicas.
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Fachada occidental del Palazzo Madama |
Con la restauración de los Saboya, el palacio cobró nueva
vida: fue sede del Mando Militar y luego se convirtió en observatorio
astronómico. Carlos Alberto lo transformó en sede de la Pinacoteca Regia
(actualmente a espaldas del Palazzo Reale), posteriormente en el Senado
Subalpino (el parlamento del Reino de Cerdeña) y luego en la Corte de Casación.
El local del Senado, aún íntegro hasta 1927, fue luego demolido durante unas
obras internas del edificio.
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Fachada oriental del Palazzo Madama y monumento a Manuel Filiberto de Saboya-Aosta |
A menos de dos kilómetros al sur de piazza Castello, se
levanta en el parque homónimo el Castello del Valentino, otra de las
residencias de los Saboya que podemos visitar sin salir del centro de Turín. El
antiguo castillo fue comprado por el duque Manuel Filiberto de Saboya por
consejo de Andrea Palladio. El nombre Valentino, mencionado por primera vez en
1275, parece derivar de un santo llamado Valentino cuyas reliquias se veneraban
en una iglesia dedicada a San Vito que por entonces existía en las cercanías.
Se dice que en un tiempo, solían celebrarse en sus alrededores el 14 de
febrero, una fiesta galante en el que cada dama llamaba Valentino a su propio
caballero.
La estructura actual
se debe a María Cristina de Francia, que vivió aquí desde 1630. Tiene forma de
herradura, con cuatro torres redondas en cada ángulo, y un amplio patio
interior con pavimento de mármol. La fachada luce un gran blasón de la Casa de
Saboya. Las obras duraron casi 30 años, desde 1633 hasta el año 1660 con
proyecto de Carlo y Amadeo di Castellamonte. Se hicieron pequeñas
modificaciones a principios del siglo XIX, cuando gran parte del mobiliario fue
saqueado por las tropas francesas. Más tarde el palacio quedó en un estado
generalizado de abandono hasta que en 1860 fue elegido como sede de la facultad
de ingeniería de Turín. Recientemente ha sido restaurado y alberga a la
facultad de Arquitectura de la Politécnica de Turín.
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Castello del Valentino |
Fuente: Wikipedia
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