miércoles, 24 de abril de 2013

Vía Lucis Mariano de Jerez


Parecía que nunca iba a llegar, y tal como llegó se fue, como un sueño fugaz. Un sueño que nos dejó muchas cosas, muchos detalles para aquellos que supieron verlos. Pero empecemos por el principio:

Era sábado, veinte de abril del año 2013, en Sevilla se iba terminando su feria y en Jerez todas las campanas resonaban a las diez de la mañana. Era un día soleado, con algo de viento de levante (fresco, gracias a Dios) y yo, me disponía a recorrer todas las iglesias en las que había imágenes expuestas en besamanos, con motivo del Vía Lucis Mariano que se celebraría aquella tarde.

Aún sonaban las campanas en los alto del campanario barroco, cuando me adentré en la parroquia catedralicia de San Miguel. Allí esperaban los pasos montados de la hermandad del Silencio, es decir, Santo Crucifijo y la Encarnación, además de María Auxiliadora de Monte Alto que saldría aquella tarde. Primera parada en el camino y primer sello en la "luminaria" que conduciría a la indulgencia plenaria. De San Miguel me dirigí a la Alameda Vieja, para ver como quedaba allí esa carrera oficial que tiene visos de convertirse algún año en la de Semana Santa, al menos quedaba preciosa (y mi mano llena de pintura magenta también).

A continuación fui a San Dionisio y a San Lucas, para ver los besamanos de Mayor Dolor y Dolores respectivamente. Segundo y tercer sello. En la plaza de San Mateo, asomada a la puerta de la capilla de Santa Marta esperaba el palio del Patrocinio. Cuarto sello. Tras pasar por la Merced y la capilla del Amor, para cotillear los pasos que saldrían por la tarde, llegué a la Victoria donde esperaba majestuoso en la puerta, en la confluencia de las calles Porvera, Ancha, Lealas y Ponce, el paso del Sagrado Descendimiento con el misterio de la Adoración de los Reyes Magos. Absolutamente precioso como quedó el conjunto. Dentro de la Victoria, la Soledad esperaba grandiosa en besamanos (quinto sello).

Bajé la Porvera para ir a la capilla del colegio de San José, donde estaba la Estrella en besamanos, y a San Juan de Letrán, donde hacía lo propio la Virgen del Traspaso, acompañada del paso de Salud y Esperanza. (dos sellos más). Tras cotillear también por Santo Domingo y Capuchinos, me dirigí a Fátima, la iglesia más alejada del centro de entre las que había besamanos. Allí esperaba la Virgen del Refugio, cuando dieron las doce del mediodía. Volvieron a sonar las campanas y se rezó el Regina Coeli. Tras sellar por octava vez, crucé la barriada España y la Albarizuela para llegar a la coqueta capilla de los Desamparados, en la que esperaba Nuestra Señora de la Paz y Aflicción, de la hermandad de la Coronación de Espinas. Tras sellar, ya sólo quedaba una parada más dentro del programa, así que fui a la parroquia de los Descalzos en la que esperaba la Amargura. Para mí palabras mayores. Tras hacer cola, conseguí mi último sello.

Ya sólo quedaba volver a casa para descansar pues la tarde sería larga. Pero antes, una visita a la Trinidad y a las Angustias para ver otros dos pasos.

Encarnación
Mayor Dolor




















Patrocinio
Dolores














Soledad
Estrella
Traspaso






Paz y Aflicción
Refugio de los Pecadores














Amargura
Concepción
 Por la tarde, a las cinco ya estaba en el centro, cuando ya sonaban los sones que acompañaban a la Concepción. El plan era ver la sucesión de pasos en la Rotonda de los Casinos, cuando aún llevaban sus cortejos completos y el acompañamiento musical. Antes de seguir tengo que comentar que el Vía Lucis mariano, es un rezo en el que se recuerdan distintos momentos de la vida de la Virgen María. En este caso, cada estación estaría representada por una imagen mariana, de tal forma que formen una procesión hasta llegar a la Alameda Vieja, donde el cirio Pascual y el simpecado del Rocío presidirían lo que es el Vía Lucis en si.

La primera en llegar, como estaba previsto, era la virgen de la Concepción Coronada (I. Inmaculada Concepción de María) que venía grandiosa sobre el paso del Cautivo de Chipiona y vestida de azul y blanco. A continuación Loreto (II. Natividad de María), más dulce que nunca en su paso. En el tercer paso iba la Virgen de Salud y Esperanza (III. Anunciación a María) , titular de la hermandad de la Clemencia, sobre unas andas con piezas de muchos sitios pero que resultó en un conjunto precioso. Y por cierto, todo un descubrimiento esta Virgen que aún no procesiona en Semana Santa.

La Virgen del Rosario del colegio del Beaterio llegaba después (IV. Visita de la Virgen a Santa Isabel) a los sones de un grupo de campanilleros. A continuación, un cortejo formado por abogados vestidos con su toga, abría paso a la pequeña Virgen de Consolación (V. Jesús nace en Belén), copatrona de Jerez y primera patrona que tuvo la ciudad. Tendrán que explicar los Dominicos por qué tuvo que procesionar sin su ajuar.
Loreto

Sonaban sones de cornetas y tambores, ya que se acercaba el paso del "Belén" (VI. Adoración de los Reyes Magos), traído por la hermandad de la Soledad. Y tras él, el sorprendente y equilibrado conjunto que traía la hermandad de la Buena Muerte con la Virgen del Dulce Nombre como protagonista (VII. Jesús es presentado en el Templo), sobre el paso del Prendimiento. A continuación el único palio que saldría esa jornada, el antiguo de la Cena con la imagen de Nuestra Señora de Paz y Concordia en sus misterios Gloriosos (VIII. Jesús, perdido, es hallado en el Templo), una imagen que nos rercuerda a tiempos más veraniegos con el Corpus.

Otra gran novedad sería ver a la Virgen del Buen Suceso (IX. En familia, en Nazaret) procesionando, una imagen que historicamente ha tenido mucha devoción, hasta la marcha de los trinitarios. El paso en el que iba... no había otro que cupiese por la puerta, así que ahí lo dejaré. A continuación otro colegio, el de los salesianos de Monte Alto, con María Auxiliadora (X. María interviene en las Bodas de Caná).

Salud y Esperanza
La tarde ya estaba avanzada, cuando uno de los platos fuertes aparecía en la Rotonda por la calle Honda: Nuestra Señora de las Angustias (XI: María, Madre de los Hombres), en su paso sin la Cruz, sobre la peana del camarín, con rosas y saya blanca, y acompañada por música (gran revirada en la Rotonda a los sones de Amarguras). Tras ella la Virgen de la Luz (XII. Resurrección de Jesús), sobre el paso del Resucitado, que para mi gusto le queda muchísimo mejor a ella. Y llegaba los Remedios (XIII. Venida del Espíritu Santo), en el paso de la Esperanza de San Francisco, todo un sueño para los cofrades del Amor (a pesar de no llevar palio).

Por último, y tras tres horas de procesión, llegaba triunfal la Reina del Carmelo, como todos los 16 de julio, la Virgen del Carmen Coronada (XIV. Asunción de María al cielo).

Tras cenar algo y descansar un poco en la plaza Rivero, tocaba ver el regreso de algunos de los pasos. Ahora buscando momentos, como el discurrir por la Tornería, la Adoración de los Reyes por Francos, Dulce Nombre y María Auxiliadora por la Porvera, Remedios entrando en Tornería, el Carmen por Carpintería Baja, las Angustias por plaza Esteve y, para terminar el día, Salud y Esperanza por el barrio de San Benito, acompañada por los inmejorables sones del Carmen de Salteras.

En definitiva, un día largo, intenso y un sueño que merece la pena recordar...

Rosario del Beaterio
Consolación


Adoración de los Reyes
Dulce Nombre
Paz y Concordia
Buen Suceso
María Auxiliadora
Angustias
Luz
Remedios
Carmen Coronada

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